Vacíos anímicos

Yellow Figure

Blue Figure

Red Figure

Otso Kantokorpi

Juan Antonio Muro es víctima del dualismo cartesiano. Aunque asegura aspirar a la espiritualidad, cogito, ergo sum es claramente insuficiente para él. Incluso en ésta su aspiración a la espiritualidad, Muro es un pintor extremádamente físico. Esta contradicción dualista es precísamente la que da el tono básico a toda su producción. En ella, dos substancias, lo material
(o sea lo tangible) y lo espiritual (es decir el pensamiento y el conocimiento) se hallan en constante choque y llevan a cabo, en última instancia, un interminable diálogo sin meta definida. Quiere quizás pintar su cuadro más espiritual, más bello y al mismo tiempo sabe que es imposible.

Pero también en su cartesianismo Muro es contradictorio. Según Descartes la construcción del ser material puede expresarse en lenguaje geométrico pero precisamente en las pinturas de Muro la geometría es el idioma de la substancia espiritual. Para él, por ejemplo, la ornamentación y las formas tectónicas son modos característicos del pensamiento. Modos del pensamiento casi en sentido sígnico: son huellas seculares dejadas por la cultura y el espíritu. La figura, el ícono, se transforma de este modo en signo. De la misma forma, la manera física de pintar, el procedimiento agresivo con el que Muro, a decir verdad, trata la pintura sobre la madera, por ejemplo con la máquina de lijar, produce en primer término un resultado sígnico. Y por otra parte la elaboración del material tiene por objeto controlar la casualidad, añadir íconos. Cuando los movimientos opuestos se encuentran, y cuando este encuentro produce una tensión pictórica suficientemente intensa, ha nacido la obra. El espíritu y la materia, el alma y el cuerpo, se han unido por un momento. Pero sólo por un momento ya que la acción de pintar es un continuo esfuerzo hacia algo más elevado. Es como la mística en la que se busca la comunicación inmediata y directa. ”La mística es importante. Los místicos buscan vacíos anímicos, a través de los cuales aspiran a la unidad con Dios. Tal vez yo, de alguna manera, aspire a lo mismo, aunque no pretendo, al menos conscientemente, comunicar con Dios.”

¿Pero en qué consiste esta tensión pictórica?. Es la unidad que se origina a partir de los elementos contradictorios de la obra cuando el fondo deja de ser fondo y la figura, de ser figura. Es el espacio,en el que la jerarquía de los elementos se transforma en equivalencia. En palabras de Muro, esa tensión ”es la tensión que gobierna la vida en general”.

La dualidad del espíritu y la materia ha encontrado también, en la obra de Muro, su equivalencia en la tradición de la historia del arte. El concretismo y
el Informalismo/expresionismo se hallan en ella en constante conflicto. Las influencias más importantes vienen del expresionismo americano. Muro empezó como concretista puro, pero la búsqueda de la espiritualidad por medio de la disminución, del viaje hacia la nada, no fue suficiente y no sintió la tentación de continuar el trayecto hacia el Cuadrado negro. En sus pinturas Barnett Newman o Mark Rothko se encuentran con Jackson Pollock. Muro no es un artista de moda, niega estar interesado en la identidad y aun así es fácil ver su producción como una gran crisis de identidad: de niño quería ser cura pero se quedó en comediante: es músico y pintor. Es católico pero vive en un país protestante, es un español en Finlandia. Y casi al mismo tiempo confiesa que en su trabajo se trata tambien de organizar su propio mundo de valores: ”probarme a mí mismo que pienso y siento.”

Las contradicciones continúan: ”No quiero comunicar. A veces me parece que no tengo nada que decir. Si quiero decir algo utilizo la palabra.”¿Qué es pues lo que Muro pretende con su pintura, por ejemplo exponiéndola públicamente? Las pinturas de Muro se podrían ver como propuestas. ”Tal vez mi objetivo es incitar al espectador al diálogo consigo mismo… Quiero crear espacios estéticos y espirituales a través de los cuales el espectador consiga comunicar consigo mismo.”

En la obra de Muro, la tensión y la estratificación de los elementos, en ocasiones muy concreta, crean un drama en el cual se expresa, a través de la sensualidad, el ansia de algo más inmaterial: ”No hay belleza sin contradicción.”Él mismo utiliza la palabra ’drama’ pero se niega a relatar. Aun así su trabajo se halla conectado a los grandes relatos, bien se trate de la religión, del misticismo, de la filosofía, de la cultura o de la historia del arte. ”Pues bien, tal vez todo lo que el hombre haga sea relatar…”

 

Artículo publicado en el libro “Kosketuspintoja”, Kustannus Oy TAIDE, 2003